Marca personal: ¿qué marca quiero ser?

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Seguro que has escuchado, y bastante, eso de “marca personal”. ¿Sabrías decir qué es exactamente?

El número de profesionales por sector crece de forma exponencial. Cuando vamos a un evento o actividad de nuestro sector, siempre vemos caras nuevas. Nuevos profesionales con una formación y conocimientos similares a los nuestros. Se trata de una saturación en el mercado de trabajo por parte de la oferta de empleo.

¿Cómo nos hacemos ver entre la multitud?

Esta es la pregunta que cabria hacerse en esta situación. Como profesionales de marketing, cuando queremos que un producto destaque en el lineal de un establecimiento sabemos perfectamente qué hacer. Entonces, ¿por qué no aplicarnos el cuento?

Está claro que somos personas, pero no por ello tenemos que estar exentos de poder aplicar las técnicas de marketing sobre nosotros. En esto consiste la marca personal, marketing personal o personal branding: marcarnos un objetivo profesional y trazar el camino (estrategias y acciones) para conseguirlos.

Este término apareció por primera vez en 1997, y fue enunciado por Tom Peters: “Las grandes compañías entienden la importancia de las marcas. Hoy, en la Era de las Personas, tú debes ser tu propia marca”. Igual que las empresas, las personas también tenemos una marca, la diferencia está en si se gestiona y en cómo se gestiona. Es decir, en nosotros está la decisión de sacarle partido y de si lo hacemos bien o mal. Un ejemplo claro es las redes sociales, en la que, como buenos profesionales del marketing, todos estamos. El tipo de publicaciones que hacemos, los “amigos” o seguidores que tengamos, esto definirá nuestra marca personal.

¿Cómo trabajamos la marca personal?

  1. Lo primero es saber qué queremos conseguir, tenemos que tener un objetivo claro. De esto dependerá todas las decisiones posteriores.
  2. Detectar qué publico nos resulta más interesante y cómo conectar con él. En este paso tendremos que tener en cuenta también donde se encuentra este público. Si queremos llegar a un público artístico, posiblemente no estén en Linkedin, y buscaremos otras redes sociales u otros entornos con más importancia en los contenidos con imágenes, como Instagram o la reciente Vero.
  1. Una vez has detectado a tu cliente, también debes conocerte a ti mismo. Plantéate las siguientes preguntas:
  • ¿Quién eres? Descríbete como profesional, cómo te presentarías ante un cliente.
  • ¿Qué ofreces? Tu propuesta de valor. En qué puedes ayudar a los demás y cómo.
  • ¿En qué eres bueno? Está claro que eres bueno en tu materia. ¿Pero que más puedes ofrecer? Lo que te diferencia de las masas.
  • ¿En qué no eres tan bueno? Sí, atrévete a admitir cuáles son tus puntos débiles. Esto, aunque no lo creas, puede ser el punto más importante. Si conoces tus debilidades sabrás cómo evitarlas y prevenir errores.
  • ¿Qué sensaciones o valores te gustaría desprender? Piensa en qué sensación u opinión te gustaría que una persona se llevase después de conocerte.
  1. Ya conoces a tus clientes o personas objetivos y te conoces a ti: ahora ponte a trabajar. Pon a punto tus redes sociales (plantéate si es más beneficioso para ti tener perfiles personales y profesionales o sólo tener una con un carácter neutro). Si realizas trabajos visuales o crees que puede ser interesante tener un portfolio donde la gente pueda ver qué has hecho, una página web podrías ser buena idea. Genera contenido en el que muestres tus valores, conocimientos y tu diferenciación. Asiste a eventos de interés donde puedas hacer contactos, relaciónate en entornos de interés…

El principal factor de éxito de marca personal es la constancia. Trabaja cada día en ti y convierte tu nombre en la marca que deseas.

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